
La flora intestinal ¿amiga o enemiga?
Todos tenemos en nuestro intestino la llamada “flora intestinal”: una gran cantidad de micro-organismos que habitan normalmente en el intestino grueso y en menor cantidad en el intestino delgado. Se cuantifican en trillones, o sea miles de miles de millones. De hecho, el número de células de la flora intestinal es mayor al número de células del resto del cuerpo humano, aunque son mucho mas pequeñas. Tenemos diez veces mas células en nuestro intestino que en el resto del cuerpo! En su conjunto pesa entre 1.3 y 1.8 kilos y está formada por una gran variedad de bacterias, entre 100 y 300 diferentes especies en cada persona. Deben predominar las bacterias benéficas (principalmente lactobacilos y bifidobacterias) sobre las no benéficas o patógenas y sobre los hongos, virus y parásitos.
La flora intestinal tiene un gran número de funciones metabólicas:
- colabora con la digestión y la absorción de nutrientes
- crea una barrera física contra las bacterias dañinas
- produce enzimas digestivas
- sintetiza vitaminas esenciales como la vitamina B12
- degrada toxinas
- produce antibióticos naturales
- produce sustancias que nutren y mantienen sanas a las células intestinales
- produce neurotransmisores como el GABA (ansiolítico natural), el glutamato que se relaciona con el conocimiento el aprendizage y la memoria, la serotonina (antidepresivo natural) y un factor que fomenta el crecimiento de neurons nuevas
- influye enormemente en la respuesta inmunológica
- influye en el sistema hormonal
- controla la inflamación
- controla la capacidad de absorber el omega 3
Se considera que en su conjunto la flora intestinal es más importante que el hígado en cuanto a sus funciones metabólicas.
El genoma humano consiste en 100,000 genes. El de un gusano tiene 90,000 genes. Sin embargo, la complejidad del ser humano es muy superior a la de un gusano y no es creible que esto se deba únicamente a una diferencia de 10,000 genes. Se cree por lo tanto que en realidad el genoma de las bacterias de la flora intestinal se suma al genoma humano y contribuye en forma muy importante a su complejidad.
Por lo tanto la expresión genética de una persona depende en gran parte del tipo de flora intestinal que habita en su intestino.
Por ejemplo, las personas con sobrepeso tienen una gran cantidad de bacterias del tipo “firmicutes” mientras que las personas delgadas tienen una mayor población de la variedad “bacteroides”.
Son muchos los factores que influyen en la calidad de la flora intestinal a lo largo de nuestra vida:
- el nacimiento por parto vaginal favorece una flora normal, mientras que el nacimiento por cesarea no lo hace.
- la lactancia materna nutre y favorece el desarrollo de una flora intestinal sana, a diferencia de la lactancia con fórmula.
- el uso de antibióticos, especialmente en el primer año de vida, así como el uso de otros medicamentos como antiinflamatorios, cortisona, antiácidos, o tratamientos hormonales desequilibran la flora intestinal, disminuyendo el número de bacterias benéficas y favoreciendo el
crecimiento de bacterias patógenas y hongos. - una alimentación rica en azúcares y granos favorece el crecimiento de hongos en el tracto digestivo así como la ingesta de carnes, aves y lácteos no orgánicos pues estos contienen antibióticos.
- la ingesta de frutas y verduras no orgánicos, o sea con plaguicidas, alteran la cantidad y calidad de la flora intestinal pues los plaguicidas actúan en el intestino como antibióticos de amplio espectro.
- Los alimentos transgénicos ( también conocidos como GMOs) tienen un efecto parecido pues contienen una gran cantidad de plaguicidas.
- las cirugías del tubo digestivo también alteran la flora intestinal, así como el estreñimiento, debido a alteraciones en la motilidad del mismo.
- El estrés crónico también afecta la calidad de la flora intestinal.
La suma de estos factores es la causa de que un número importante de personas tengan anormalidades en la cantidad y calidad de bacterias intestinales.
Una flora intestinal desequilibrada se acompaña de importantes problemas de salud tanto en el tubo digestivo como en el resto del organismo, debido a la pérdida de las funciones benéficas de las bacterias, a la producción de sustancias tóxicas que se absorben a la sangre y a alteraciones de la función inmunológica
Algunos de estos problemas pueden ser:
- síntomas digestivos como inflamación, gases, dolor, diarrea o estreñimiento, reflujo (gastritis, reflujo, colon irritable)
- enfermedad de Crohn´s
- cansancio excesivo
- fibromialgias
- dolores articulares y artritis
- dificultad para pensar o para concentrarse
- depresión y ansiedad
- déficit de atención e hiperreactividad
- falta de memoria y de concentración
- insomnio
- infecciones urinarias y respiratorias frecuentes
- disfunciones hormonales múltiples
- enfermedades autoinmunes
- alergias, asma
- sobrepeso y diabetes mellitus
- acné
- enfermedad de las encías
Si usted presenta alguno de estos síntomas, podría tener alteraciones en la flora intestinal. Estas pueden ser corregidas con un tratamiento adecuado, y su salud puede mejorar notablemente.
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